El ayuntamiento de Santa Croce Camerina se encuentra sobre los más bajos acodos de los Ibleos meridionales y está entre los más pequeños municipios de la provincia. El pueblo, que cuenta casi 7000 habitantes, tiene un aspecto tranquilo, que se lo da también la sobria distribución urbanística con calles regulares y bonitos edificios.
Está situada a pocos kilómetros de la costa, donde encontramos las localidades balnearias de Casuzze, Kaucana y Punta Braccetto que, en estos últimos años han habido un intenso desarrollo turístico gracias a las hermosas playas, al límpido mar y al clima agradable.
Santa Croce Camerina es uno de los pueblos de la provincia entre los más ricos de arte y de historia antigua. Ésta es heredera de instalaciones muy antiguas e históricamente muy importantes, como las de Kamarina, Kaucana, el Casal de Santa Croce…
Ya antes del acontecimiento histórico más importante de la provincia, la fundación de la griega Kamarina, el territorio de la costa ha sido interesado por instalaciones prehistóricas de una cierta consistencia. Se han descubiertos, pues, numerosos sitios prehistóricos de la primera edad del bronce, en la llamada “facies castelluccia”.
Kamarina fue fundada en 598 a.C., como punta adelantada de la política de expansión siracusana en el área demarcada por el Hipparis y el Oanis, los actuales Ippari y Rifriscolaro. El pueblo empezó pronto a prosperar y con la prosperidad llegó tal vez el deseo de una mayor afirmación. Con la ayuda de algunas ciudades griegas de la Sicilia meridional, entonces, declaró guerra contra Siracusa, y por ésta fue derrotada, con sus aliados, en 553 a.C., después de menos de cinquenta años de su fundación.
En los tres siglos siguientes Kamarina vió períodos de gran resplandor, poder, libertad y reconstrucción, alternados por otros de miseria, decadencia, esclavidud y destrucción, hasta que los Romanos la ocuparon en 258 a.C., bajo el mando del cónsul Attilio Calatino, y, después de un largo cerco, la saquearon y la abatieron.
Los pocos Kamarineses que se salvaron de la destrucción del pueblo se refugiaron en las cercanías de Punta Secca (entre Punta Braccetto y Casuzze), construyendo más aldeas separadas, que, distribuidas entre la costa y las zonas internas, tomaron el nombre de Kaucanae.
Cerca del siglo V d.C. hizo su aparición, en estas zonas, el Cristianismo: son testimonios las celdas sepulcrales con nichos en las paredes y tumbas pavimentales, excavadas en la tierra caliza de una pequeña “latomia” en camarca Pirreria, donde surge también en ese período una iglesita y cerca de la comarca Mirio, junto a una pequeña necrópolis, surge un pequeño santuario, en el cual estaba representada, entre las otra imágines, una Santa Elena (madre del emperador Costantino) con la cruz del Cristo.
A principio del V siglo d.C. empezó una fase de decadencia de estos núcleos que llevó a un progresivo pero inexorable abandono de estos territorios.
Del período árabe queda muy poco. En los documentos, después de la dominación musulmana, se encuentra el topónimo de Rosacambra y no más Kaucana, señal que este último núcleo había ya desaparecido.
Con Ruggero II el Normando, el territorio de los condados de Modica y Ragusa fue donado a Silvestro, conde de Marsico. En 1551, Rosacambra y el Casal de Santa Croce fueron donados por él, junto a otras tierras, al Priorato del antiguo monasterio Benedictinos de los SS. Lorenzo y Felipe de Scicli, y luego estos territorios fueron alquilados con contratos plurienales por nobles de Ragusa o de Scicli, sobre todo para pastos, hasta el 1450, cuando Santa Croce y las tierras de Rosacambra fueron alquiladas por un período muy largo, en principio temporáneo luego perpetuo, a don Pietro Celestri, un noble del condado de Modica y estratego de Messina.
Con don Pietro Celestri el feudo de Santa Croce fue repoblado por campesinos de Scicli y de Modica y detrás de su guía empezaron a nacer las primeras viviendas, los establos y las primeras alusiones de organizacciones urbanas, que constituyeron el primer núcleo del casal de Santa Croce. Con su muerte, sucedida en 1494, el feudo empezó a despoblarse especialmente por las seguidas incursiones piratas, que asaltaban las costas indefensas.
Una vuelta decisiva para Santa Croce se tuvo en XVI siglo, con Gian Battista Celestri. Nombrado marqués de Santa Croce contribuió en manera determinante a el aumento de su ciudad. A su muerte lo sucedió el hijo don Pietro IV y su estirpe. Con ellos la ciudad tuvo una mejoría, pero el miedo de los piratas que saqueaban continuamente la costa, impedían el aumento de la población, hasta que don Pietro V no hizo restaurar dos torres defensivas cerca de capo Scaramia, que dieron mayor seguridad a los habitantes.
Poco a poco el pueblo se consolidió y sin fuertes sacudimientos llegó al 1812, cuando el Parlamento Siciliano decretó la abolición de la feudalidad, y Santa Croce, constituida como libre ayuntamiento, pudo haber su decurionato.
La economía de la ciudad estuvo y está siempre basada en la agricultura y en el cultivo de primicias en invernaderos de plásticos, actuado con óptimos resultados en principio en la llanura de Vittoria. Visto el éxito de las primeras tentativas, fueron allanadas las dunas de Punta Braccetto y de Punta Secca, y oportunamente las zonas de regadío empezaron a producir notables cantidades de primicias. Actualmente el cultivo de primicias está a la base de la economía local, haciendose elemento caracterizante.
En paralelo se ha desarrollado la cría del ganado. De notable interés, en estos últimos años ha sido el desarrollo que ha tenido la floricultura: vienen cultivadas en invernaderos varias calidades de flores como gladíolos, claveles, tulipanes y rosas que han invadido también los más célebres mercados ligures. Para relanzar todavía más esta nueva actividad, la Administración Comunal ha instituido en el mes de marzo, en ocasión de la festividad del patrono S.José, una “Feria de la flor”, con exposición de pabellones de los mejores ejemplares.
Santa Croce Camerina es centro de agricultura y de floricultura. De ver la Catedral del XIII siglo y restaurada en ‘700. El interno, a tres navas, conserva una copia de la Virgen de Loreto del Caravaggio y una estatua de S.José.
A lado de la iglesia está el Palacio Pace en estilo liberty mientras fuera del centro, en la localidad Mezzagnone podemos admirar edificios antiguos como “u vagnu”, construcción de caliza, con planta a cruz.
Desviandonos luego hacia Pozzallo, entre Punta Secca y Casuzze podemos visitar las interesantes excavaciones de Caucana, donde ha sido recientemente instituido el Parque Arqueológico de Caucana. El gran interés arqueológico de esta área costera ha determinado el desarrollo de la actividad turística, avivada por la presencia de centros recreativos.
Siempre cerca de la costa podemos visitar las ruinas de Camarina. Esta ciudad, colonizada por los Siracusanos en 598 a.C., después de haber sufrido varias destrucciones en la tentativa de independizarse de la madre patria, fue definitivamente saqueada por los Romanos en 258 a.C.. de la antigua ciudad, que se extendía sobre tres montes, de los cuales el más importante era el de Cammarana, cerca de la desembocadura del Ippari, se conservan partes de los muros arcaicos y la grande torre.
Interesantes son los restos de algunas habitaciones helenísticas: la “Casa dell’Altare”, así llamada por el altar encontrado en el centro del patio; la “Casa dell’Iscrizione” y la “Casa del Mercante”, donde se han descubiertos algunas pesas e instrumentos de medida. Nos han llegado también los restos de los muros que circundaban el Athenaion, el templo de Atena que se remonta al V siglo a.C., algunos tratos del puerto y varias necrópolis como la de Passo Marinaro y Randello.
El material aquí hallado está conservado en el Museo Arqueológico de Ragusa y de Siracusa. En Cammarana hay un Antiquarium donde están guardados restos de las zonas circunstantes. El conjunto de los hallazgos ha hecho posible la reconstrucción de la instalación de la ciudad, que tenía que ser entre los más bonitos ejemplos de urbanística del IV siglo a.C..