En lo alto de una de las pequeñas colinas de Catania, siguiendo Via San Giuliano, se alcanza la plaza presidida por la iglesia de San Nicoló que precede al monasterio benedictino y la Universidad de Lettere (Letras) de Catania.
Incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad de Unesco, el conjunto monástico forma parte del barroco del este de Sicilia, englobando edificios civiles y religiosos de finales del siglo XVII.
La zona ya estuvo habitada como demuestra la presencia de restos arqueológicos en el Neolítico. Si bien fueron pobladores griegos, los caldeos de Naxos, los que fundaron el primer núcleo de Katane en la colina de Montevergini en el 729 a.C.
Tras el asedio de los siracusanos y la destrucción de la ciudad, se reconstruyó el asentamiento como demuestran restos de edificios del siglo IV a.C., pero especialmente de época republicana e imperial romana.
Podremos admirar aún hoy el cardo decumano pavimentado con piedra basáltica, ninfeos y termas hallados en la zona del patio oriental, y los restos de una domus del siglo II d.C. con suelos de mosaico.
Fueron monjes de la población de Nicolosi los que fundaron el monasterio primigenio en 1558, huyendo de la amenaza del Etna y de la exposición al bandidaje que sufrían.
En 1669, una colada de lava del Etna llegó hasta Catania y acechando el monasterio que estuvo a punto de ser sepultado. Pese a la muerte de numerosos monjes, la estrategia de rodearlo con arena permitió crear una corteza para frenar la lava, y en el recorrido guiado podremos ver como alteró la fisonomía del monasterio.
Iglesia de San Nicolò l’Arena
La gigantesca iglesia de San Nicolò (es la más grande de Sicilia) empezó a construirse en 1687 según el diseño de G.B. Contini. Se encuentra sobre una colina dominando toda la ciudad. Tras el terremoto de 1693 que desoló la ciudad diversos arquitectos, entre ellos Francesco Battaglia y Stefano Ittar – este último realizó la cúpula de 62 metros – reprendieron la tarea hasta 1796, aunque la fachada y las columnas aun están inconclusas debido a problemas técnicos según algunas fuentes y a la falta de patrocinio o el derroche de los monjes según otras.
Consta de tres naves cuya principal tiene 105 metros de largo y 45 de ancho, medidas de catedral sin duda. La grandiosidad se puede medir también en función de la gran luminosidad del transepto por el que podemos seguir una meridiana de mármol con los signos zodiacales de 1841.
En las naves laterales se abren las capillas semicirculares precedidas de elegantes balaustradas. El altar mayor posee unas tallas del coro recomendables, y la sacristía de estilo rococó es una pieza que no hay que dejar de visitar.
También sorprende el órgano del siglo XVIII y un reloj de sol (una meridiana en el suelo), obra de dos de los mejores astrónomos del siglo XIX: el científico alemán Wolfang Sartorius y el danés Christian Frederik Peters.
Actualmente el templo guarda los restos de los caídos en las dos guerras mundiales, y resulta ciertamente impresionante visitar el mausoleo de los soldados con sus fotografías y los ramos de flores a sus pies. Desgraciadamente los continuos robos y actos vandálicos de los que fue objeto incluso su valorado órgano -el más grande de Sicilia– han mermado la majestuosidad del templo.
Podremos visitar el tejado del templo previo pago, accediendo por una escalera de caracol situada en la parte inmediatamente posterior a la entrada, a mano izquierda, Es tal la sensación de estrechez que para bajar necesitaremos descender por otra escalera en la parte opuesta. en lo alto, las vistas de Catania son únicas, dominando el mar y el Etna.
El monasterio de los Benedictinos
El monasterio que data de 1558, se levanta a la izquierda del templo, y es el tercero -o segundo según los responsables del monasterio catanés- en extensión (100.000 m²) de Europa tras el del Escorial y el de Mafra en Portugal. El viajero siento una sensación de solemnidad y riqueza intelectual cuando traspasa sus concurridos pasillos repletos de estudiantes de la universidad de Letras y Filosofía de Catania.
La entrada al monasterio se lleva a cabo por la Plaza Dante y en el primer golpe visual ya observamos una fachada con balcones de estilo barroco en los que las caras grotescas se mezclan con las de ángeles. Son parte de la reconstrucción del monasterio tras el terremoto de 1693. De hecho, aprovechando la terraza de lava que se había logrado frenar frente al monasterio, se creó una segunda sección del conjunto, ubicada sobre dicha colada.
A la derecha del acceso principal está la librería y punto de salida de las visitas guiadas del monasterio, normalmente en italiano o inglés, pero que bajo petición se pueden organizar para grupos en español, alemán o francés.
En el interior nos esperan espacios sorprendentes como los claustros en los que a menudo los estudiantes repasan los apuntes o simplemente se relajan.
También se visita espacios normalmente cerradas como la parte subterránea en la que se hallaron testimonios de una villa romana, o del almacén que usaban los monjes para conservar los alimentos.
Cómo llegar al monasterio
Monastero dei Benedettini di
San Nicolò l’Arena
Piazza Dante, 32 – Catania
+39 095 7102767 / +39 334 9242464