Salemi

A la altura de Marsala pero unos 35 km tierra adentro encontramos Salemi, una de las ciudades más antiguas de Sicilia (siglo VIII a.C.). Los testimonios del pueblo de los sicanios-élimos ya nos remiten a una ciudad (Halicyae) que apoyó a Segesta en la guerra contra la colonia de Siracusa.

Encumbrada a 442 m. de altura, Salemi es un balcón panorámico rodeado de valles donde los campos de trigo y los viñedos conviven con bosques de almendros y olivos. El precio de los atardeceres viendo como las islas Égades engullen en el horizonte al Dios Sol es impagable, representando una de las opciones menos turísticas y más auténticas de Sicilia.

Su esplendor le llegó durante la dominación árabe, no en vano recibe su nombre actual de la palabra «Salem», que quiere decir lugar seguro y salubre. Los árabes iniciaron un proceso urbanístico de defensa y orografía urbana del que apenas hay trazas. A esta influencia arquitectónica también influyeron los normandos, que alzaron el imponente castillo de Salemi.

Mucho después, iniciado el proceso de unificación de Italia tras el desembarco de Garibaldi en Marsala, en Salemi se promulgó una de las primeras leyes de la incipiente nación, siendo incluso declarada primera capital de Italia.

La ciudad también cuenta con un pasado de personajes ilustres como el político Simone Corleo, el músico Alberto Favara, el jurista Francesco D’Aguirre; y la producción artística de Salemi es famosa por los bordados, las alfombras y la piedra local llamada Campanedda.

Panes de San Giuseppe

Gastronomicamente hablando hay que hacer mención a los aceites, dulces y quesos de la región, que podemos degustar en las habituales fiestas de productos típicos.

Otro de los puntos importantes en la historia de Salemi fue el terremoto que en 1968 afectó a Gibellina y la zona circundante, causando graves destrozos en monumentos de la ciudad. Las autoridades llevaron a cabo un nuevo plan de ordenamiento que generó una nueva Salemi nueva en la parte baja, dando lugar a una fractura entre las dos partes.

Fiestas y tradiciones de Salemi

En Salemi las antiguas tradiciones y fiestas pervivien arraigadas gracias al esfuerzo de sus ciudadanos. Una de las más curiosas es la que se celebra el 19 de marzo cuando se levantan altares confeccionados con panes de formas artisticamente cuidadas, durante la celebración de los Panes de San José. No es casual el empleo de productos resultado de la cosecha, puesto que los ritos relativos a la fecundidad de la tierra siciliana mantienen su importancia secular.

Como no la religiosidad es otro elemento consolidado en toda fiesta que se precio, y que Salemi cuenta con más de 100 iglesias que a menudo sacan en procesión  a sus santos. La del patrón de Salemi, San Nicolás, tiene lugar el 6 de diciembre, y la la Fiesta de San Blas, el 3 de febrero.

El viernes santo y la fiesta de María Santísima de la Confusión en agosto son otras dos citas imprescindibles; sin olvidar los pesebres que se exhiben durante las Navidades.

Que ver y hacer

La visita a la ciudad puede comenzar desde lo más alto, donde el castillo normando del siglo XIII (de planta trapezoidal) se construyó sobre otro obra de Federico I. La torre cilíndrica  nos permite ascender para ver el entorno que rodea Salemi. De la Iglesia Mayor, también ubicada en la Piazza Alicea, sólo queda el ábside, que recuerda el terremoto de 1968. Descendiendo por la via Francesco d’Aguirre está el convento de los jesuitas que reúne piezas salvadas anteriores a la demolición de los edificios que sobrevivieron el terremoto, así como recuerdos históricos del paso de Garibaldi por Salemi.

Otros monumentos son el ayuntamiento, la iglesia de San Agustín, y la basílica paleocristiana de San Miceli, del siglo IV d.C (situada en las  afueras de la ciudad).