Sicilia ofrece un itinerario de castillos históricos a la altura de los castillos cátaros del sur de Francia, o de las fortalezas de los cruzados.
El contexto de Sicilia como tierra conquistada a lo largo de los siglos por todas las civilizaciones y pueblos del Mediterráneo ha condicionado su orografía, hasta «almenarla» con la silueta de bastiones defensivos reaprovechados por los sucesivos invasores.
Estas fortalezas construidas como reductos inexpugnables ahora se convierten en atractivo turístico donde se recrea su glorioso pasado, o se celebran eventos de diversa índole, o museos variopintos.
A lo largo y ancho de toda Sicilia se contabilizan alrededor de 200 castillos, que en diferente estado de conservación permiten visitarlos en una ruta inabarcable, y que obliga a seleccionarlos por zona o por interés e importancia.
Aquellos que gozan de mayor prestigio son los de origen suevo, situados en un periodo cronológico donde atrincherarse era más que una necesidad. Sin embargo encontraremos emplazamientos árabes, asentados a su vez sobre otros más clásicos, o normandos como los de Motta, Adrano, Troina, Nicosia, Rometta, Castroreale, Vicari, Mazara, Paterno o Petralia; además de aquellos aragoneses de gran manufactura, incluso más recientes y promovidos por familias de nobles, como las familias de Ventimiglia o Chiaramonte.
Castillos de Agrigento
En la región de Agrigento encontramos tres castillos con un denominador común, la familia Chiaramonte, que participó en su construcción: Il Castello de Racalmuto, de Naro y de Favara. El de Racalmuto es de origen normando si bien serán los Chiaramonte quienes lleven a cabo la ampliación actual. En Naro encontramos el también conocido como “Castello Chiaramontano”, sobre la colina del monte Agragante, del siglo XIV, y cuya torre cuadrada es obra de Federico II de Aragón. El de Favaro es del siglo XIII y muestra la evolución de castillo a palacio.
Castillos de Caltanissetta
La provincia interior de Caltanisetta pone al alcance opciones interesantes para conocer sus castillos, entre ellos Falconara, Pietrarossa o Mussomeli. Empezamos por este último, auténtica obra maestra de arquitectura militar del medievo que Manfredi III Chiaramonte patrocino con la idea de hacerla inexpugnable. A 2 km del centro de Mussomeli se fusiona con la roca calcárea.
El segundo es la torre castillo de Falconara (1362), empleada para el adiestramiento de halcones. El complejo castrense actual procede de las modificaciones realizadas en los dos últimos siglos.
Del Castillo de Piertarossa en las cercanías de Caltanissetta y cercano a la iglesia de di Santa Maria degli Angeli se desconoce su origen, si bien parace claro que es del siglo IX. Otros historiadores piensan que lo construyeron anteriormente los Sicanios.
Castillos de Catania
La provincia oriental de Catania posee algunos de los castillos más curiosos, como el de Aci Castello, «brotado» sobre un promontorio de piedra lávica, que a su vez fue utilizada como piedra de sus almenas. La fortaleza romana primigenia, en este acantilado sobre el mar fue utilizada por árabes y normandos, y actualmente ofrece una muestra geológica y numismática.
Al otro lado del Etna el castillo edificado por el Conde Ruggero, padre de Ruggero II bebe del estilo islámico, y no en vano se debe a que fue arrebatado de los árabes tras la conquista normanda de la isla.
Paterno, también en las faldas del volcán conserva uno de los castillos normandos más majestuosos, con 32 metros de altura alzados sobre la colina que domina el pueblo. En 1072 Ruggero de Hauteville, en su proceso de reconquista y defensa contra los árabes, dotó al castillo pre-árabe de una notable consistencia.
Ya en Catania hallamos el castillo Ursino, que hace dudar de su emplazamiento hace siglos sobre la línea de costa, cuando Federico II entre 1239 y 1250 mandó a Riccardo da Lentini que lo ejecutara. La colada lávica que arrasó la ciudad lo bordeó, creando una plataforma que lo separó en dos kilómetros de la costa. En su interior podemos visitar piezas arqueológicas y exposiciones de arte.
Castillos de Enna
Los más destacados en Enna son el el castillo de Lombardia, el de Sperlinga, el de Gagliano Castelferrato en Enna. El primero tiene el honor de ser el más antiguo, sobre un inicial fuerte sicanio (antiguo pueblo siciliano) hace dos mil años, y cuyo nombre proviene de la defensa de soldados lombardos durante la dominación normanda. El de Sperlinga se levantó en torno al 1082 en los montes Nebrodi, y el castillo Gagliano de Enna es del siglo XI, si bien su apodo castelferrato (castillo de hierro) es dle siglo XIX.
Castillos de Messina
Mesina fue la primera parte de la isla conquistada por los normandos a los árabes, y costó asentarla como cuña de la recuperación de Sicilia. Por otro lado, el estrecho de Mesina ha sido una de las zonas estratégicas por excelencia ya que permitía el control de la navegación. Fruto de ello los españoles construyeron la ciudadela de Mesina, que permitía el refugio ante la sublevación de la población local.
En los montes Nebrodi, cerca de Elicona hallamos el Castillo Montalbano, cuyo nombre antiguo Mons Albus, procede de montes blancos o nevados. Mientras que en la costa , enfrente de las islas Eolias el Castillo de Milazzo domina toda la línea de costa. Finalmente en Scaletta Zanclea, el castillo de tres plantas de Rufo Ruffo, suevo en su origen en 1220 paso por manos de aragoneses y españoles hasta que la familia Ruffo se hizo con su propiedad.
Empezamos nuestro viaje en la provincia de Palermo con el castillo Carini, construido entre 1075 y el 1090, y que guarda una arraigada leyenda. Se cuenta que los muros del castillo vieron un crimen pasional en 1563 cuando Laura Lanza fue asesinada con su amante por parte de su marido y de su padre.
El castillo de Castelbuono (1316) nunca tuvo finalidad estratégica si atendemos a su posición en el valle, a pocos kilómetros del mar, y a los piés de los montes Madonie.
Caccamo es la sede del castillo homónimo, uno de los mejores conservados y más atractivo para visitar, con una colección museística en su interior. El tamaño de este castillo normando obra de los Chiaramonte lo convierte en el más grande.
En la ciudad de Palermo la ruta nos lleva al Palazzo Steri, obra de la familia Chiaramonte en 1307, que si bien se uso como fortificación acabó siendo utilizado como palacio a partir del siglo XVII. También en Palermo está el Castello a Mare, cercano al puerto y obra de los árabes en el siglo IX. Su uso fue cambiando desde residencia de los virreyes de Sicilia a sede del Tribunal de la Inquisición.
Castillos de Ragusa
El más representativo de la región ragusana es el Castillo de Donnafugata, a unos 15 km de Ragusa, si bien hay que anotar que es reciente, del siglo XIX, y su uso es como mansión nobiliaria. Su nombre (mujer fugada) es un misterio, y hay quién dice que proviene de la huida de Blanca de Navarra de Bernardo Cabrera.
Castillos de Siracusa
Toda la costa de Siracusa sufrió continuos ataques berberiscos que obligaron a levantar castillos costeros como el fuerte de Federico II (1300) en Vittoria Augusta, con su aspecto de cuartel; el suevo-aragones de Portopalo que fue reformado de forma intensiva bajo el reinado de Carlos V; o Maniace en Siracusa, situado al final de la lengua de tierra de la Ortigia desde el 1038 por obra del comandante bizantino Giorgio Maniace, siendo reformado por Federico II.
En Noto Antica podemos visitar las ruinas del antiguo castillo de la ciudad ya abandonada tras el terremoto. Su aspecto está degradado, y nos una idea del impacto del cataclismo.
Castillos de Trapani
La provincia de Trapani es la que cuenta con menor número de fortalezas. La más destacada es la de Érice, localidad en alto frente a la costa con origen fenicio, y donde se erigió el castillo normando de Venere en el monte San Giuliano en el siglo XII sobre un santuario de la diosa que proporciona su nombre.