El puerto pesquero de Marzamemi es bañado por las aguas jónicas al sur de Sicilia, al sur de Siracusa y poco antes de llegar a Pacchino. Su curioso nombre proviene del árabe Marsà al-hamam, que significa bahía de las tórtolas, en clara alusión a las aves que reposan en la región durante la migración.
El núcleo urbano es pequeño pero en los meses de verano se llena de turistas atraídos por sus restaurantes donde degustar pescado fresco, y por su puerto donde los coloridos barcos tiñen de color las aguas de su bahía. El corazón de Marzamemi es la Piazza Regina Margherita, apenas unos centímetros sobre la altura del mar, donde la Tonnara forma parte indisoluble de la historia y la economía local. De hecho, su tonnara fue la segunda de Sicilia, por detrás de la afamada de Favignana, y ahora celebra cada cinco años una reminiscencia que sirve de reencuentro con las antiguas raíces, cuidando el sistema artesano y original de pesca de los atunes.
Si bien los árabes ya iniciaron la actividad pesquera, el centro histórico actual surge en el siglo XVI, cuando se alzan la tonnara y las casas de los pescadores. Un siglo después, en 1752 se construye el palacio del Príncipe di Villadorata (al noble Nicolajev, almirante inglés descendiente de rusos que naufragó en sus costas) y las iglesias (ambas honrando a Francesco di Paola), junto a sus dos puertos naturales de “Fossa” y “Balata”. La población llegada de Ávola y Siracusa, cuyas familias descendientes todavía habitan Marzamemi, principalmente carpinteros contribuyen a levantar la Tonnara. Hasta el periodo de postguerra de la segunda guerra mundial, su actividad económica fue continuada, junto al comercio de vino que se exportaba al norte de Italia, lo que favoreció la llegada del tren a la ciudad.
Muy cerca se halla el parque regional de Vendicari, conocido como el Oasis de las aves que paran en su ruta norte-sur, y puede contemplarse con la visita a la villa romana de Tellaro, y la ciudad barroca patrimonio de Unesco de Noto, a apenas 20 km.
Los productos de la zona como el tomate de Pacchino, el pez espada, o la ventresca de atún son muy apreciados por su maravillosa calidad.
Durante la fiesta de San Francesco, en el mes de agosto, el mar ocupa el espacio de los festejos con la procesión de las barcas de los habitantes de Marzamemi, la divertida cucaña, o la regata. Otro de los eventos reseñable es el Festival del Cinema di Frontiera, al aire libre.
Si acudimos fuera de temporada es posible que tengamos la sensación de que el pueblo se ha convertido en un páramo, una población fantasma, donde muchos establecimientos están cerrados. Eso si, en verano el ambiente es sorprendente, y su puerto deportivo es un hervidero.