La perspectiva de Gangi con el Etna como fondo induce a engañarnos. Si bien el Etna es imponente, se halla a unos 100 km en línea recta, pero el hecho de que Gangi esté construido como una alfombra en terrazas sobre el monte Marone, permite esta superposición visual.
Su formato urbano curioso y muy fotogénico es herencia de la construcción árabe, que apiñaba en las montañas casas y explotaciones agrícolas. sobre este feudo la familia de los Ventimigla estableció su control, cuyo punto catalizador es el castillo que aún conserva Gangi.
A medio camino entre Catania y Palermo, las dos grandes ciudades sicilianas, Gangi vivió una época fructífera de la vía que las unía. La llegada de nuevas carreteras y autopistas le privó de ese eje comercial y hoy en día es un pueblo que raramente aparece en los circuitos turísticos. Sin embargo su casco urbano merece una parada si pasamos cerca.
Para ahorrarnos una escarpada subida desde la falda de la montaña, podemos ir en coche directamente a la Piazza San Paolo, desde donde iniciamos la visita en la iglesia homónima. Después podemos descender por la calle Umberto I, la calle principal donde se hallan nobles edificios como el Palazzo Bongiorno. La calle acaba en la Piazza del Popolo, y como el nombre indica es la más frecuentada para tomar un helado y pasear, y donde se puede conocer la Fontana del Leone, el ayuntamiento y la iglesia parroquial, cuyo fresco del «Juicio Universal» nos recuerda en estilo a los de la Capilla Sixtina.
Por último a la salida de la iglesia podemos acercarnos a la Torre Ventimiglia, utilizada como torre de vigilancia y residencia de los señores de la ciudad posteriormente.
