Leyenda, misterio, historia…, hay elementos de todo tipo que envuelven el áurea del castillo de Donnafugata, pero todo se queda corto a la hora de definir uno de los edificios arquitectónicos más destacados de Sicilia, situado a apenas 20 km de Ragusa.
Para empezar habría que ser justos y eliminar cualquier tipo de elemento sugestivo relacionado con el nombre y que haga relación con una Donna (mujer) Fugata (fugada), ya que la hipótesis de que la reina Blanca de Navarra, -viuda de Martín de Aragón y regente del reino de Sicilia- fuese prisionera del conde Bernardo Cabrera que aspiraba a su amor, se difumina en el momento que es poco probable que incluso la susodicha pisase la isla en alguna ocasión.
Más allá de las interpretaciones de leyenda, lo más probable es que el nombre árabe, Ayn as Jafat (Fuente de la Salud) derivase al siciliano Ronnafuata.
Suntuoso, fachada neogótica y una elegante loggia gótico veneciana almenada, y con dos torres laterales que la custodian como alfiles. De esta guisa la remató el barón Corrado Arezzo De Spuches en el siglo XIX, después de ir añadiendo elementos al edificio.
Su visita por las 122 estancias que posee, de las que podemos ver una veintena adornadas con los elementos decorativos originales, nos ayuda a comprender la realidad aristocrática del XIX en Sicilia.
El entorno del castillo parece sacado de un grabado de los ilustres viajeros alemanes, franceses o ingleses del XVIII, con una campiña donde abundan algarrobos y olivos, acompañados por un cinturón de muros a secco, es decir sin argamasa, que rodean el recinto de Donnafugata.
Donnafugata es un ejemplo de mutación arquitectónica donde una masía pasa a fortificarse primero, a remodelarse para convertirse en una villa neoclásica y luego en un castillo neoclásico. Lo realmente extraño es que las fechas y los promotores de las continuas manufacturas no se hayan documentado, ni que poco o nada conozcamos de los arquitectos que lo llevaron a cabo.
Por otro lado el origen del edificio actual parece ligado a la torre cuadrada uno de los elementos iniciales del XVII al que viene añadida la fachada en el siglo XX.
Visitando el interior
El castillo consta de unas 120 habitaciones en sus tres plantas, y cada espacio tenía una función diversa como la sala de la música, o la sala degli stemmi con los blasones de las familias sicilianas, el salón de los espejos, la pinacoteca, la habitación del obispo, la silla del billar, la dedicada a la conversación, entre muchas otras.
El barón Corrado Arezzo de Spuches consiguió modificar el trazado ferroviario entre Ragusa y Comiso gracias a sus influencias políticas, para que sus invitados más insignes apenas tuvieran que andar 500 metros hasta la residencia.
El parque de Donnafugata
La visita al castillo no puede comprenderse sin un paseo por el jardín, que funciona como un binomio habitual de las construcciones neoclásicas del siglo XIX en Sicilia como Rampinzeri, Falconara o Riesi, fruto de una nobleza en extinción que parecía despedir el feudalismo con la vuelta del gusto por la botánica y los jardines como elemento de oxigenación de su castillo. Los «juegos de agua» abundan en este parque donde no podía faltar un elemento de la arquitectura paisajística de los jardines, el laberinto, además de grutas artificiales o un templo circular. Tras una restauración minuciosa el resultado es grato, con una selección de plantas entre las que destacan algunas típicas mediterráneas y otras más exóticas.
La visita comienza traspasando un portón de acceso por el que accedemos a un espacio cubierto y sombriego de colosales árboles ficus, cuyas hojas se pueden enviar como postales. El parque se divide en tres jardines, el inglés, el francés y el mediterráneo.
El castillo es la única casa-museo siciliana que forma parte de la asociación de «casas de la memoria».
El castillo y el Commissario Montalbano
Para muchos italianos (y algún amante internacional) el castillo puede resultar familiar si tenemos en cuenta que el personaje del comisario Montalbano de la versión televisiva de los libros de Camillieri lo ha visitado en varias ocasiones, de hecho representa en la ficción la villa donde vive el jefe de la mafia Balduccio Sinagra. También los hermanos Taviani lo utilizaron como set cinematográfico para algunas escenas de su film Kaos e incluso se dice que Visconti la visitó para ambientar escenas del Gattopardo.
Cómo llegar
Como en muchos destinos alejados de las ciudades, llegar hasta el castillo no es sencillo a menos que contemos con coche alquilado. Ni el tren ni el autobús público enlazan Donnafugata. En coche desde Siracusa o Catania debemos seguir la SS115 hasta cerca de Ragusa donde salimos a la SP60 Ragusa – Santa Croce Camerina. Aquí ya encontraremos carteles (marrones) con las indicaciones (algo raro en Sicilia) y tras 4,5 km nos desviamos a la derecha por la SP80. cinco km más y ya estaremos llegando al castillo. Conviene aparcar antes de llegar ya que el pequeño área de parking del castillo es de pago.
Si no contamos con coche las opciones de transporte público debería pasar por el tren, porque, como ya hemos indicado, Donnafugata cuenta con una estación de tren propia, pero actualmente (siempre conviene revisar la información de Trenitalia), sólo hay salidas a partir del mediodía, y teniendo en cuenta que el trayecto dura veinte minutos, y que el castillo sólo abre por la mañana, sólo interesa hacer el viaje si pernoctamos en el alrededor de Donnafugata.
Información y entradas
La entrada al castillo precisa comprar un ticket que puede ser combinado con la visita al parque, la visita guiada de una hora y media de duración permite conocer todas las leyendas relacionadas con el castillo. Hay descuentos para niños y para mayores de 65 años, pero no hay descuentos para grupos, ni se puede reservar online o por venta anticipada. Los lunes está cerrado.