Comiso (28906 habitantes), ciudad a los pies de los montes Ibleos. La carretera que lleva a Comiso desde Ragusa es muy hermosa, sobre todo en el tramo final, por las sugestivas y amplias vistas en el valle del Ippari y abajo hasta la costa.
El pueblo tiene un aspecto, en su mayoría, del setecientos. El territorio es llano, rico en instalaciones habitables, unidas en la mayoría al proceso de urbanización, a la pequeña industria y también a la expansión del cultivo en invernaderos, sobre todo en la zona de la costa.
El campo del comisano está entre los más rico y fértil de toda Sicilia meridional, gracias a los abundantes recursos hídricos. La agricultura entonces, siempre más moderna y especializada (productos de la huerta y primicias) ocupa una posición de primera importancia.
Muy importante es la elaboración de la piedra dura (la piedra de Comiso) que aquí ha llegado a ser una verdadera y propia industria. En el Comisano, en efecto, la caliza presenta aspectos parecidos al mármol y se emplea largamente como material de construcción.
En la zona montañosa del territorio de Comiso se han descubierto muchos rastros de instalaciones humanas muy antiguas, de la época neolítica. En estas fueron instaladas por los Sículos algunos talleres de pedernal, que aquí venía extraida, elaborada y exportada. Se piensa, además, que después de la colonización griega, en la localidad del Cozzo de Apollo, haya habido origen la misteriosa Kasmenai, la mítica ciudad que fuentes históricas quieren que haya sido edificada entre Kamarina y Akrai.
Son interesantes los restos de construcciones griegas y romanas: particularmente significativo los restos de un mosaico de pavimento romano, encontrado cerca de la Fuente Diana.
La llegada de los Bizantinos, después de las correrías barbáricas, lleva nuevo impulso cuando se proveyó la ciudad de murallas y los varios núcleos habitables se recogieron para formar el Casal de Comicio, llamado luego Jhomiso.
La evolución territorio en época bizantina es lenta pero constante, y sigue, sin muchos traumas, también después la conquista árabe. Bajo los Moros el casal de Jhomiso, que en árabe significa “fuente de aqua”, quizá en relación con la Fuente Diana, no sufrió muchas variaciones.
La verdadera historia de la ciudad empieza con los Aragoneses, que ceden Comiso como feudo a un tal Federico Speciario de Messina, en 1296. Él edificó en el núcleo urbano un palacio-castillo y otras fortificaciones, alrededor de las cuales se formó el futuro pueblo.
En 1321 el feudo fue dejado a Berengario de Lubera, que lo cedió luego a Giovanni Chiaramonte, y entonces a los Riggio y en 1392 al catalano Bernardo Cabrera, conde de Modica. Pero en 1493 el feudo pasó de Giovanni Cabrera, hijo de Bernardo, endeudado hasta el cuello, a los Naselli, nobles de antigua familia que llevaron el feudo hasta el XVIII siglo y bajo los cuales llegó a niveles económicos y sociales excepcionales, gracias a leyes modernas y más apropiadas a los nuevos tiempos, como la concesión en enfiteusis de una parte de las posesiones de la familia, la institución de una feria libre de vínculos aduaneros, concesiones de franquicias y variados privilegios y otras disposiciones.
Con el principio del XVIII siglo Comiso sufre algunos acontecimientos que aflojan y hacen retroceder estos fermentos de renovación que han caracterizado el siglo precedente: la fundación del Casal de Vittoria en 1607, querido por la condesa Vittoria Colonna, ocasionó una notable regresión demográfica de la población de Comiso. Otros acontecimientos, desgraciadamente funestos, fueron la terrible pestilencia del 1624 que se abatió sobre la ciudad como en toda la Sicilia ocasionando un alto número de muertos, y luego el trágico terremoto del 1693, que ocasionó aproximadamente 90 muertos y enormes daños en la ciudad.
De estos tristes acontecimientos la población de Comiso supo renacer con fuerza, reconstruyendo todos los edificios abatidos y proyectándose con ímpetu hacia un mejor futuro. Así nacen en este clima de fervor constructivo los palacios públicos y privados, en el típico barroco siciliano, las iglesias y otras construcciones que han hecho famosa la ciudad por la escenografía urbana.
Gracias también a la voluntad y a la munificencia de los Naselli nacen en Comiso las primeras fabricaciones industriales, que le dan un notable impulso económico, como el molino de papel, construido en 1729, que aprovecha de las aguas del río Ippari, y las jabonerías, construidas en 1742 por Filippo Sallemi y Biagio Guarino, que habían aprendido el arte de los maestros jaboneros mesineses. Es en este período que por la familia Naselli empieza la fase declinante, tan que en 1754 los sucesores del conde don Baldassarre, para hacer frente a las deudas,fueron obligados a vender una buena parte de las inmensas propiedades, que fueron compradas por los mismos alquiladores y por los grandes propietarios rurales que se volvieron “barones” (por la compra de títulos gracias a sus nuevas riquezas).
Son los últimos síntomas del feudalismo y también en Comiso se abre un período de profunda renovación social, antes con la llegada de los Borbones y luego con el Reino de Italia.
En el período fascista fue inaugurado en Comiso el aeropuerto militar, que en estos últimos años se había cambiado en base de misiles ya no militarizada y hoy es aeropuerto civil que permite recibir viajeros en el sur de Sicilia.
La posición económica general, en el comisano, es discreta. El campo comisano, en su mayoría llano, con tierras fértiles y hasta algunos años antes naturalmente de regadío, han logrado que la agricultura tuviera, y tenga aún, un lugar de primera importancia en la economía local. La iluminada guía de la familia Naselli ha también contribuido en crear alguna forma de industrialización, (las antiguas jabonerías, el molino de papel…) y otras actividades artesanas como la elaboración de la piedra dura, la piedra de Comiso, que aquí ha logrado ser una verdadera y propia industria.
En el territorio de Comiso la caliza presenta aspectos parecidos al mármol y se emplea largamente como material de construcción. En 1927 tuvo principio, con la construcción de la primera serrería para la elaboración mecánica de la piedra local, una forma de industria que hoy está largamente desarrollada.
Lleva una parte importante también una pequeña y media industria que se ocupa de la transformación de los precocidos locales: molinos harineros, industria forrajera, de pasta… Importante, en fin, la producción vinícola de buena calidad, la de algarrobas, de almendras, de olivos y, en la zona más de regadío, el cultivo en viveros e invernaderos, que está ocupando cada vez más importancia en la economía del territorio.
Qué ver en Comiso
Habitada desde la antigüedad, Comiso fue por cuatrocientos años feudo de la familia Naselli (1453-1812) y tiene un aspecto del setecientos, después de la reconstrucción posterior al terremoto del 1693.
Una rica producción de productos de la huerta se flanquea aquí a la pequeña industria. Importantes son las actividades artesanas cual la elaboración de la piedra dura caliza, muy parecida al mármol, llamada “piedra de Comiso”, empleada en la construcción.
El edificio del ayuntamiento es el Castillo Naselli. De origen gótica, como demuestran las dos portaladas y la torre octogonal, decorada por frescos del trecientos y sacada, parece, de un precedente baptisterio de época bizantina, fue revisado a lo largo del ‘500, época en la cual se remonta el “maschio angolare”.
En la plaza del ayuntamiento de Comiso surge la Fuente Diana, que recoje, por medio de un embalse, las aguas que iban alimentando un baño de edad romana (II siglo), los cuales rastros se encuentran debajo del actual ayuntamiento. El mosaico pavimental que revestía la sala está conservado en la biblioteca municipal. Hoy en día otras partes del mosaico pavimental han sido recuperadas y son visibles a lo largo del trayecto que va desde la plaza Fuente Diana hasta la plaza de las Hierbas.
En la calle Ippari, de visitar es la Iglesia de S. Francisco de origen del doscientos. Al edificio le fue añadido en 1517 la capilla Naselli, ejemplo significativo de arquitectura siciliana donde confluyen varios estilos.
Interesantes son también la Catedral de Comiso, S.María de las Estrellas con la fachada que se alza con doble orden de parástade, y la iglesia de finales de setecientos de la Santísima Anunciada con la armoniosa parte absidal y el precioso campanil.
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