Chiaramonte Gulfi

Chiaramonte Gulfi

Chiaramonte Gulfi (19 km. Desde Ragusa). Hermanado con la ciudad francesa de Clermont en el Oise, Chiaramonte Gulfi está sumergida en el verde de un fresquísimo pinar, preparado por la guardia forestal con mesitas y sillas de madera para relajantes paradas y para disfrutar de inmensos panoramas hasta el mar.

La ciudad se extiende sobre un monte a 662 m. de altura, en los pies de un grupo de montañas, entre las cuales se destaca el Arcibessi (altura 903 m.).

Cerca de la ciudad se han descubierto algunos restos prehistóricos del período neolítico, donde se han encontrado esqueletos y cerámicas con ornamentos y escritos de la edad de los metales (II milenio a.C.) y la zona habitada de Scornavacche, de la cual se han sacado a la luz muchos hallazgos importantes expuestos hoy en el Museo Arqueológico Ibleo de Ragusa.

Scornavacche, situada cerca del Dirillo, ha sido fundada por los griegos-siracusanos, como estación de caravanas en la vía interna que unía Siracusa a Gela y también Agrigento y Selinunte.

Las características principales de Scornavacche están en el hallazgo frecuente de pequeños hornos para la cocción de la arcilla y de todos los derivados de esta actividad. Unos de estos hornos, totalmente reconstruido, está en el Museo Arqueológico de Ragusa.

Historia de Chiaramonte Gulfi

Las orígenes de Chiaramonte Gulfi se remontan a la primera mitad del siglo IV a.C. cuando los griegos-siracusanos fundaron, cerca de la actual comunidad, la ciudad de Akrillai, aproximadamente setenta años después de Siracusa. Destruida por los Árabes, los supervivientes se refugiaron cerca del monte Arcibessi y reconstruyeron un nuevo centro que se llamó Gulfi.

Gulfi no tuvo una vida larga, en cuanto en 1299 fue destruida por los Angioinos de Francia, y la mayoría de sus habitantes entre los cuales había mujeres y niños, fueron masacrados de manera horrorosa. Manfredi Chiaramonte, cuando los Angioinos fueron expulsados de Sicilia, recogió los supervivientes de Gulfi y reconstruyó una ciudad en un lugar más alto, la rodeó de murallas, le construyó un castillo defensivo y la llamó como su familia: Chiaramonte. Después de estos acontecimientos, la ciudad fue unida al Condado de Modica, acompañándolo en sus suertes futuras. También los Chiaramonte sufriron la tristes consecuencias del terremoto del 1693, que llevó a la destrucción del Castillo y de buena parte del pueblo.

Por un Decreto Regio del 8/8/1881, a Chiaramonte le fue añadido el nombre de Gulfi, en recuerdo del antiguo nombre de la ciudad. No obstante algunas pequeñas industrias para la fabricación de zapatos, carpinterías, metálica, sillas, elaboración de mármol, prefabricados en cemento y conserveras, la economía de Chiaramonte es principalmente agrícola.

Además de almendras, trigo y productos de la huerta un puesto importante lo ocupa el cultivo del olivo. Son muchos, en efecto, en Chiaramonte los productores de exquisito aceite de oliva que venden directamente a los compradores.

Otra característica de Chiaramonte Gulfi es la cocina, basada en carne de cerdo con la cual se confecciona la célebre longaniza. Para aprovechar al máximo esta notoriedad de los embutidos locales, se ha creado la “Feria de la longaniza”, que se celebra en el período de carnaval y exactamente el lunes antes de la fiesta de carnaval.

Antes de llegar al pueblo, viniendo desde Ragusa, encontramos el santuario de la Virgen de las Gracias, rodeado de un atractivo pinar.

Envidiable es la posición panorámica que hace de Chiaramonte Gulfi “el balcón de Sicilia”. Por eso no solamente desde el recogido y bien cuidado parque Umberto I, sino también dese cada balcón y terraza del pueblo se puede disfrutar de uno de los panoramas más amplios de Sicilia, desde Gela hasta el Etna, con todo el valle del Ippari y sus pueblos: Comiso, Vittoria, Acate, Gela, y los montes Ereos hasta Caltagirone, además de una buena parte del mar de África y los Ibleos.

El núcleo originario de Gulfi se remonta a los siglos XII-XIII, fue destruido después por los Angioinos y reconstruido luego por los Chiaramonte. La estructura medieval choca el estilo arquitectónico típicamente barroco después de la reconstrucción posterior al terremoto.

En la plaza de la Catedral visitamos la Iglesia Madre de S.María La Nova, en estilo gótico. Poco más allá está la Iglesia de S.Filipe con la Capilla del Rosario. El arco de la Anunciada, única puerta que sobrevive, nos permite tener un agradable vista de la Iglesia de S.Juan. En dirección norte, aproximadamente a 3 km. de distancia, encontramos el santuario de Gulfi, único edificio que permanece del centro originario, donde se venera la Virgen de Gulfi.

Una actividad turística que se valora y acrecienta cada vez más es aquella unida al pinar y a toda la obra de repoblación forestal, empezada en el 1963, y que constituye seguramente una notable fuente de interés económico por el flujo turístico atraído por estas zonas verdes y el aire saludable.