Poco podemos imaginar cuando llegamos a Avola que su costa al sur de Siracusa fue escenario de batallas intensas entre los sículos y los sicanios por el control de Sicilia.
Aunque el origen de Ávola no está bien datado, parece que no hay duda que Hybla Mayor es un nombre prehelénico adoptado por sicanios y sículos para nombrar a una diosa adorada por ambos pueblos.
El dolmen de Ávola descubierto en 1961 en Burgellusa es considerado esl monumento neolítico más importante de Sicilia, y en el extremo del torrente Margio encontramos una villa romana con abundante material arqueológico aún por excavar, que por las trazas quemadas parece que sucumbió ante un incendio.
El periodo árabe y el especialmente el de ocupación aragonés dieron el empuje a Ávola que tras el terremoto de 1693 vio como su ubicación incluso se mudaba a otro espacio más «estable». La refundación trajo un lavado de cara, con nuevos edificios barrocos, auspiciados por el príncipe Nicolò Pignatelli d’Aragona, como el Palacio Ducal, el Teatro Comunal, la Iglesia de San Antonio Abad o la Chiesa Madre. El urbanismo del siglo XX añadió una capa de elementos de estilo liberty en los nuevos edificios de la ciudad.
Qué ver en Ávola
Ávola podría entenderse como la salida al mar de Noto, como un balcón al mar jónico, pero desgraciadamente la ciudad no cuenta con esa belleza barroca que su hermana de interior posee. Y si bien es difícil compararse con una de las joyas de Sicilia, la visita a Ávola puede ser muy interesante ya que este centro marinero tiene en el turismo, la cultura y una apuesta por la gastronomía alguna de sus virtudes.
La tonnara desgraciadamente degradada y abandonada a su suerte por las autoridades locales testimonia como la ciudad vivía de los recursos del mar.
Ávola también es especialmente conocida por su vino tinto, el Nero de Avola, junto al Marsala el más internacional. Caminando por la ciudad podemos observar el trasiego de las pastelerías donde el «Mandorla Pizzuta d’Avola» es el dulce por excelencia de la ciudad.
A las afueras de la ciudad actual se hallan los restos de Avola Vecchia, la ciudad antigua que duerme ahora eterna sobre el monte Aquilone, después de que el el terremoto de 1693 arrasara con el este de Sicilia. Al igual que Noto Antica, aquí podemos ver los efectos que ocasionaron los temblores.
Volviendo a la ciudad actual podemos hacer una ruta por los insignes edificios religiosos, casi todos reconstruidos tras el terremoto: Chiesa di Santa Venera, Chiesa di San Giovanni, Chiesa di Sant’Antonio Abate (que cuenta con cinco altares de mármol), Chiesa Madre (tardo barroco), Chiesa della Madonna del Carmine, Chiesa della Santissima Annunziata (barroco siciliano en el monasterio de los benedictinos), Chiesa della Santa Croce, Chiesa di Santa Maria del Gesù, Chiesa della Madonna delle Grazie e Chiesa dei Cappuccini.
Las playas de Ávola son frecuentadas por los habitantes de la Sicilia interior, destacando Fontane Bianche, Sabbiadoro y el Lido de Noto. Las fiesta más importante son las de Santa Venera, el último domingo de julio, San Sebastiano, em mayo, San Corrado, el 19 de febrero y la fiesta de San Giuseppe el 19 de marzo.
Alrededor de Ávola – Excursiones
Los cañones de Cava Grande del Cassibile con sus pozas de agua donde bañarse son parte del encanto de la zona. Las gargantas forman parte de un parque protegido de más de 3.000 hectáreas donde se acumulan restos que van desde elefantes prehistóricos enanos, un complejo termal romano, hipogeos plaeocristianos, casas bizantinas, etc…