El palacio de los normandos es la actual sede de la asamblea Regional Siciliana. No es una casualidad la designación de la localización, ya que en este emplazamiento ubicado frente a la Piazza Della Vittoria, se encontraba el más antiguo asentamiento de Palermo (Paleópolis).
Historia del Palacio Normando
El palacio de estructura irregular y modificado por sus ocupantes a lo largo de los siglos fue levantado por los árabes sobre ruinas púnico-romanas. Los normandos lo ampliaron para convertirlo en la sede política de su reino. El posterior desorden político provocó su parcial abandono hasta que los virreyes españoles decidieron utilizarlo como residencia en 1555.
Recreación Palazzo de los Normandos
De nuevo, se volvió a reconvertir su forma, articulándolo entorno a dos patios, y construyendo la fachada principal que da a plaza Vittoria. A la derecha de esta fachada sobrevive la única de las cuatro torres normandas, Torre Pisana. A continuación encontramos los restos de la fachada normanda decorada con arcos ciegos.
Qué ver en el Palacio Normando
En su interior encontramos la Capilla Palatina, una obra maestra de los musulmanes que en 1143 confeccionaron el maravilloso artesanado de muqarnas decorado con figuras e inscripciones cúficas.
Para acceder a la capilla pasamos por el patio interior columnado, y las escaleras de ángulos rectos que dan una perspectiva insospechada del patio.
Nada más entrar a la capilla palatina no existe mirada que pueda escapar de tan embriagadora imagen. Revestida de gigantescos mosaicos de fondo de oro, se suceden imágenes religiosas mezcladas con elementos naturalistas. Asombra la luminosidad de una capilla sin entradas de luz, y que despliega una explosión de colorido que se multiplica gracias a los mosaicos poblados de apóstoles.
Construida por Roger II en 1192 en estilo gótico normando, esta pequeña capilla de tres naves posee unas medidas de 33 metros de largo y trece de ancho.
Siguiendo la nave central, y guiados por dos hileras de columnas de mármol de colores diferentes, llegamos al espacio sobre el que sea alza la cúpula, donde el Pantocrator está escoltado por una serie de ángeles con las alas desplegadas.
Destaca también el mosaico que forma el fondo de la capilla de la nave lateral izquierda, en el que San Juan predica en el desierto delante de las montañas de Oriente y el cielo majestuosamente representado.
Alguno de los dichosos ojos que han podido gozar de esta joya, como el escritor Guy de Maupassant han quedado maravillados de la capacidad decorativa de los maestros musulmanes.
Para su visita conviene evitar las horas centrales del día cuando la congestión de turistas hace de este pequeño paraíso un circuito por el que debamos disfrutar en poco tiempo lo que merece una eternidad.
Entrada y visita al Palazzo Normanno de Palermo
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