Las hoy placidas Egades, han sido incólumes testigos de uno de los espectáculos más violentos y al mismo tiempo fascinantes de la relación del hombre con la naturaleza. Pinturas prehistóricas encontradas en Favignana ponen edad al oficio de los tonnare, expertos pescadores de atún, que con sus técnicas, artes y modus vivendi han representado como pocos la dureza del mundo del mar.
Rosellini mostró como nadie la angustiosa captura de los atunes en el clásico Stromboli, donde el marido del personaje interpretado por Ingrid Bergman es uno de los tonnare.
Instituidas como motor de la economía insular, la única activa de las más de cincuenta tonnaras que proliferaron por Sicilia, es la de Favignana.
Es en los meses de Mayo y Junio, cuando los bancos de atunes en época de reproducción bordean las costas de las islas. Reconducidas a través de barreras artificiales hacia una consecución de cámaras rectangulares, son rodeadas en la “cámara de la muerte” por los barcos de los pescadores, que arponean los atunes en lo que acaba siendo una mezcla de matanza simbólica donde tradición y simbolismo se acaban de fundir con un espectáculo turístico donde la solas de sangre y espuma saltan a los barcos. A cambio de un determinado precio se puede acompañar a los pescadores. No es recomendable para aquellos que no deseen sufrir con las cruentas escenas de los atunes arponeados e izados a los barcos.
Las capturas se despiezan y manipulaban en las tonnara, donde acababan en conserva de aceite. Sin embargo la pesca masiva de los barcos japoneses ha hecho poco rentable las testimoniales capturas de los tonnare sicilianos. Ya sólo queda la melancolía de un “arte” que solo puede seguir el camino de la extinción. Las antaño piezas de 200, 300 y hasta 500 kg son hoy muy excepcionales, y la explotación abusiva de la pesca en general ha terminado por mermar los caladeros.